miércoles, 24 de agosto de 2011

La hegemonía radical en agonía, tras el contundente triunfo de Bucca en las primarias

ERRECA EN PROMOCION, MUY CERCA DEL DESCENSO. EL SIMONISMO EN AGONIA. LA ELECCION DE UN CAMBIO DE RUMBO POR SOBRE LA CONTINUIDAD DE UN MODELO. EL HARTAZGO SOCIAL ANTE LA IDEA DE IMPUNIDAD. LA FATIGA DE LA PERPETUIDAD EN EL PODER. LA IRRUPCION DE UNA NUEVA FORMA DE HACER POLITICA. LAS CLAVES DEL RESULTADO DEL DOMINGO 14 DE AGOSTO.
El contundente triunfo de Eduardo Bali Bucca el domingo 14 de agosto establece un hito en la historia política de Bolívar de los últimos veinte años. La definición para los anales del tiempo dirá que ese día comenzó a desmoronarse un modelo de gestión en Bolívar. Que ese día, el simonismo, comenzó a transitar el camino de la agonía. Que fue herido de muerte, aunque aún no haya muerto.
La primavera en ciernes, será la fecha clave y definitiva para otorgarle o no el certificado de defunción. Tendrá un espacio en blanco esperándolo en el obituario?. Todo parece indicar que sí. Que los 2.016 votos de distancia entre uno y otro candidato son imposibles de remontar.
Pero tal como sucede en el fútbol, en política es temerario hacer pronósticos en términos categóricos.
Ha sido la del domingo, una jornada comicial ejemplar. Cuántos advertirán la supremacía protagónica que adquiere en una jornada así el ciudadano común?. Es que es él mismo sólo acompañado por su voluntad quien decide y quien acierta o se equivoca.
José Gabriel Erreca, el gran derrotado, es responsable a medias de una caída que muchos podían imaginar. Porque él fue quien subió a la palestra por la circunstancia de haber sido el reemplazante natural de Juan Carlos Simón.
Pero el domingo no perdió un hombre; perdió un modelo. Ganó la voluntad de cambio por sobre la continuidad. Y el resultado parece no ser caprichoso y en este sentido aparecen varias razones.
Un sondeo por los corros populares establece como principales causas de la derrota radical el agotamiento por los años de gestión y las sospechas nunca aclaradas por corrupción del simonismo en su conjunto. Los muchosaños en el poder, le jugaron una mala pasada y lo confundieron hasta la terquedad de creerse amo y señor de las voluntades ciudadanas.
Y además, por primera vez en tanto tiempo, tuvo frente a sí, un opositor de lustre, fresco y renovado, dispuesto a dar la gran batalla.
Por sobre el desgaste y las sospechas, prevaleció el nuevo estilo y la esperanza de un profundo cambio. Se cansó Bolívar de la perpetuidad y de los mismos de siempre. Hombres de bien en muchos casos y fundamentales en los albores del simonismo, pero actualmente con un ciclo harto acabado que Erreca no pudo cambiar a tiempo. No le alcanzó ese tiempo y por eso es responsable en parte.
Los cambios que hizo en el corto período en el que gobierna fueron demasiado tibios y subrepticios. Ejemplo entre muchos: El hecho de tratar de despegarse de su antecesor cortándole las alas al otrora nuevo hombre fuerte de Simón; su propio hijo Matías; fue una medida que a la sociedad nunca le llegó claramente. En ese contexto, como en tantos otros, surge la denuncia sistemática y calificada como parcial y caprichosa de este servidor, del pésimo asesoramiento recibido por Erreca. Aquellos secuaces a sueldo en los que él creyó ciegamente, le dijeron al oído durante toda la campaña que ganaba en forma más que clara. Le vendieron humo disfrazado de un falso marketing y son éstos los mismos trepadores que hasta los propios radicales ortodoxos tenían entre ceja y ceja en épocas de campaña. Los mismos radicales de buen corazón, ortodoxos pero honestos, con Hipólito Irigoyen y Alfonsín en el corazón, que advirtieron esta agonía y no soportaron que sus figuras más emblemáticas de los últimos años hubiesen naufragado en el mar de las sospechas. Ellos, como la sociedad, esperaron en vano las explicaciones que nunca llegaron. Y no hubo indulgencia. Cientos de radicales eligieron a Bucca como consecuencia del voto enojo que increíble e inentendiblemente no pudo captar Gustavo García a partir de los desatinos cometidos por su agrupación política; la Coalición Cívica. Esa misma que para lo que el buquismo es hoy al lasismo, hubiese sido para el simonismo de haber actuado de otra manera más inteligente.
El error más notable de Erreca no es de gestión. Es no haber podido contrarrestar la imagen del cansancio y la perpetuidad del simonismo en el poder. De encapricharse con sus malos asesores y de caer en el hermetismo cuando su pueblo quería mirarlo a los ojos y descubrir su semblante de culpable o inocente. El error, entonces no es de gestión, si no definitivamente político, una realidad muy distinta a lo meramente administrativo que esos mismos asesores manejan pésimamente.
Las posibilidades de reversión en los resultados del domingo son muy pocas. El electorado de Eduardo Bali Bucca no dejará de votarlo en octubre. Por qué lo haría?.
El electorado de José Gabriel Erreca seguramente se replanteará por qué semejante resultado y por qué la insistencia del perdedor de seguir sin responder las graves acusaciones que pesan sobre el simonismo en general; y sobre su propia figura en particular. En esta recta final aparecerán aquellos datos hasta hoy celosamente guardados que se constituirán en pruebas irrefutables vinculadas a ciertas actuaciones presuntamente ilícitas de parte del oficialismo en los sectores privados y públicos. Va a suceder, inexorablemente. Y de darse, la caída parece ser más abrupta todavía.
En otra dirección, la reina a cortejar de cara al 23 de octubre tiene forma de número: el 2227. Son la cantidad de votos en blanco registrados el domingo pasado. No es novedoso el guarismo. En la legislativa de 2009 se registraron 1.385; y en la general de de hace cuatro años los votos en blanco alcanzaron los 2.495.
El voto en blanco tiene tres orígenes: la indiferencia; el castigo o la indecisión. Y también es cierto que es imposible que un 100% de éstos vaya de cabeza a un sólo candidato. En todo caso, no más de un 25% de los votos en blanco pueden convertirse en positivos y de así darse, se dará en forma equitativa. No hay milagro posible.
Después de las primarias, Eduardo Bali Bucca tiene las mayores chances para ser ungido nuevo intendente del partido de Bolívar. Y José Gabriel Erreca; entre la desazón y la incredulidad, se encuentra como River hace un tiempo atrás: en la promoción. Habrá que ver como se juega la permanencia y si logra salvarse.
Cayó abruptamente en el partido de ida y sus posibilidades están muy complicadas. Y si se va al descenso se diferenciará de los millonarios. Los de Nuñez volverán pronto a primera. Pero podrá volver Erreca?. Eso sí, el simonismo habrá decretado su muerte política.

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