El escenario político bolivarense ha sufrido modificaciones de importancia tras los comicios del 28 de junio. Desde el 10 de diciembre Bolívar tendrá un Concejo Deliberante heterogéneo. Por segunda vez desde 2005, la ciudadanía bolivarense repartió sus preferencias entre varias listas de candidatos al organismo de deliberaciones, y provocó que cuatro de éstas, alcancen representatividad institucional.
Otro cambio sustancial, es la elección del intendente Juan Carlos Simón, como senador provincial, función que deberá asumir en diciembre. De resultas, quien lo acompañara como primer concejal en la lista que lo erigió intendente, José Gabriel Erreca, será su reemplazante. El joven escribano, deberá completar el mandato de Simón en calidad de jefe comunal, a vencer en diciembre de 2011.
El nuevo mapa político presenta nuevos sectores bien diferenciados, pero, paradójicamente, con la misma génesis. Tras la contienda electoral supervive la Unión Cívica Radical, propiedad política del simonismo desde hace más de una década. Sobrevive el Partido Justicialista al influjo de Isidoro Laso, y surgen dos fuerzas disidentes: del radicalismo la Coalición Cívica, y del peronismo: el buquismo. Afanosamente y lejos de los desvaríos de otras épocas, la izquierda comienza a brillar con luz propia en el firmamento político local.
El desafío del futuro inmediato tendrá que ver con la lucidez política de todas las alternativas. Y con diferenciarse absolutamente de las antinomias del pasado cercano.
La responsabilidad política pasará por dirimir cuestiones de Estado enriqueciendo el debate de ideas y no por la disputa ordinaria de porciones de poder.
Quienes comprendan que con una genuina gambeta, un caño y un sombrero; o un combado tiro libre al viejo y recordado rincón del arco también se ganan partidos, habrán razonado que en política se pueden emprender caminos de éxito sin recurrir a la disputa estéril y a algunas formas desgraciadas de utilitarismo. Todos los actores, deberán interpretar que no son íconos mediáticos; ni marionetas de cartón repantigadas en una sala oscura y vacía de ideas; si no representantes de la voluntad popular.
El desafío es la convivencia. No programada al efecto del equilibrio por el equilibrio mismo. Sería propio del conformismo y la mediocridad. O de no reconocer que el Concejo Deliberante es una institución abstraída en una crisis de identidad.
Por qué no convivir en la sana diversidad de las opiniones para que aparezcan las grandes respuestas que espera la ciudadanía?.
Todos los sectores que alcanzaron representatividad gozan de un capital enorme, pero tal como ha sucedido anteriormente puede ser despilfarrado en poco tiempo.
El simonismo situará a su jefe máximo en la Legislatura y mantendrá en la Intendencia otro de sus grandes referentes de los últimos 15 años. Deberá colaborar a conciencia para poner en marcha el andamiaje deliberativo. Simón comienza otro camino. No supo torcer su idea de gestión en los últimos dos años o no quiso. Podrá ahora ir por la gloria?.
El moranismo arriba al Concejo como fuerza consolidada y ocupará sus primeras dos bancas de la historia de modo genuino. Antes había estado representado en las minorías que le otorgaba el oficialismo. Sus dos concejales son el resultado de un trabajo arduo y parejo que comenzó hace más de una década en visionarios soñadores, algunos de ellos desaparecidos, que supieron avizorar este presente. Y forjar un líder de inconmensurable mañana.
Y el buquismo?. Parece que asusta su temprano éxito electoral. Porque es Bali; que no es José Antonio; si se entiende. Aunque el aporte de la experiencia, naturalmente, será fundamental en el resultado final.
El Partido Justicialista, el gran derrotado del 28 de junio, perdió la batalla, pero no la guerra. Pero interpretará lo que muchos desde hace catorce años no supieron hacer?. Advertirá que ya no sirve fatigar el oído del pueblo con críticas y más críticas hacia un mandatario que no respondió jamás los agravios y acusaciones a la luz de una estrategia que le dio resultados?. Intentará la ansiada unidad verdadera y no de utilería?. Esa misma que el electorado no digiere porque se gesta seis meses antes de cada elección?.
Parece no haber excusas. Bolívar espera otro Bolívar. Con más viviendas; con más seguridad; con más trabajo; con servicios para todos; y con planes estratégicos orientados a una mayor calidad de vida para todos, y no, para unos pocos.
3 comentarios:
Bien.
Hola
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